sábado, 14 de junio de 2014

La historia cambia cuando el que la cuenta se confunde.

Los puntos, las comas, los paréntesis, las comillas. 
La Tierra es redonda y y gira con una duración de 23 horas, 56 minutos y 4 segundos. En ese transcurso ocurren, horrores, errores, amores, encuentros, desencuentros, alegrías, tristezas.
La Tierra tiene un admirador, la Luna, que la sigue desde siempre, siempre ahí, siempre brillante, siempre fiel. ¿Y si un día la Luna se aburre y decide seguir a otro planeta? ¿Qué va a hacer la Tierra sin sus noches de Luna llena?
¿Y si la Tierra un día se cansa, para y decide girar 23 horas, 56 minutos y 4 segundos hacia el lado contrario? ¿Lo sentiríamos? ¿Extrañaríamos a la Luna?
¿Y si los muertos son los que realmente están vivos y nosotros no nos damos cuenta que somos unos muertos? Algunos están muertos por dentro y vivos por fuera. ¿Como lo sabemos? No podemos. Tienen un perfecto antifaz que encaja perfecto con sus facciones y es la mejor fiesta de disfraces.
Los puntos, porque nunca sabemos si son siguiente, aparte, o final. Porque a veces los hacemos siguiente cuando son aparte, y a veces los hacemos aparte cuando son final. Porque todos les tememos a ese punto final, porque su nombre ya se impone. Porque después de un punto final no sabemos si queremos una mayúscula que vuelva a empezar. Porque a veces nos equivocamos y no nos damos cuenta que ese punto siguiente no debería seguir y que si podría ser un punto aparte, sabemos que termina en uno final. Porque los puntos aparte a veces dan miedo y a veces ayudan para no pensar en frío. Y porque a veces, los puntos finales, si bien significan el final de algo, también traen nuevos comienzos.
Las comas, porque son atolondradas, inseguras y a veces, respetuosas. Porque nos dejan respirar, tomar aire, sacar valor y seguir...
Los paréntesis, porque nos dejan pensar, porque dicen esas cosas que nadie se anima a decir, porque saben guardar un secreto. Yo diría que es algo que se piensa y se deja para otro momento, aunque a veces ese momento nunca llega.
Las comillas, porque nos da miedo esa palabra, porque nos da miedo confundirnos, porque no sabemos que significado darle. Porque suelen ser engañosas, porque nos dejan ocultar su importancia. Porque no sabemos que va a pensar el que lo lee, porque por las dudas mejor no darle importancia.
Y hoy, mi Tierra gira  23 horas, 56 minutos y 4 segundos hacia un lado inusual y cuando miro la Luna, me encuentro con sus ojos.