lunes, 22 de septiembre de 2014

Lo fatal.

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, 
y más la piedra dura porque esa ya no siente, 
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, 
ni mayor pesadumbre que la vida consciente. 

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, 
y el temor de haber sido y un futuro terror... 
Y el espanto seguro de estar mañana muerto, 
y sufrir por la vida y por la sombra y por 

lo que no conocemos y apenas sospechamos, 
y la carne que tienta con sus frescos racimos, 
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, 

¡y no saber adónde vamos, 
ni de dónde venimos!...





Rubén Darío. 

martes, 9 de septiembre de 2014

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo.

"No pretendo ser mejor el mejor. Únicamente quiero volar tan alto que nadie puede alcanzarme. No para demostrar nada, solo quiero llegar a donde se llega cuando entregas tu vida entera y todo lo que eres a una única cosa".

Su mamá era una artista. No de esos que se expresan mediante otras cosas, como un pincel o una guitarra. Era de esos artistas que se expresan con todo el cuerpo, desde la frente hasta la punta de los pies. Que solo el hecho de levantar un brazo, no es simplemente levantar un brazo, desde el pliegue hasta su máximo estiramiento te esta expresando algo, que esas puntas estiradas son una belleza y cuando gira no podes sacarle los ojos de encima, sus cuervas, esa hermosa silueta.
Ella decía que la danza es la forma de mostrar el sentimiento de nuestro esófago. Ella creía que el corazón era el órgano mas sobrevalorado que existía. El amor, la pasión y el dolor pertenecían en exclusiva a ese pequeño rojo sincope. Y eso le molestaba en exceso. Por ello, decidió que el esófago seria el órgano que poseería la vitalidad artística.
Para ella la vida en tres conceptos era; Infancia, sexo y muerte.
Su madre también sabía mucho. Mucho de amor, de sexo y del mundo.
Ella creía en el susurro. "En la vida hay poco espacio para los susurros. Yo he recibido tres o seis minutos de susurros. Frases muy cortas de hombres en momentos muy puntuales: Te amo... no te olvidaré... sigue... sigue... Los susurros son tan potentes que deberían prohibirse en la cama. Allí todos mienten, absolutamente todos. Nunca susurres en la cama y menos cuando tengas sexo".
Hablaba de que la felicidad que sentimos en la cama debía trasladarse a la oficina.
Le enseñó desde pequeño a aceptar que los sentimientos que sentían por nosotros otras personas, aunque no los correspondiéramos, eran importantes. El simple hecho de que ese sentimiento por ella fuera real, la alimentaba y hacia que se sintiera mas completa. "No pienses en tendencias sexuales. Las tendencias tan solo reflejan miedo a la diferencia y a lo que no comprendes. Tan solo debes aceptar que están proyectando en ti un sentimiento.
Hablaba sobre que el amor está soldado al sexo o el sexo al amor y que los deseos ocultos son el motor de la vida.