Me ahogas. Soy un bote navegando en tu río de palabras. Palabras inagotables. De esas que detestamos escuchar.
Yo te amo, a pesar de que a veces ese amor se tome unas vacaciones, yo te amo incondicionalmente.
Si lo sé. A veces olvido todo lo que haces por mi. A veces me siento egoísta y desagradecida, pido perdón. Pero me asfixias. Ya no soy un barco. Ahora soy yo, Lucila, acostada en mi cama y vos arriba cortando mi respiración con una almohada. Estoy al borde de la muerte, pero te detenes por que a veces tanta guerra cansa. Y es que estoy tan cansada de vos, pero al mismo tiempo no puedo vivir sin vos. Yo sé que es duro tenerme cerca, que no soy fácil de digerir, pero si soy así es porque un poquito vos influis en mi forma de ser. Y con el tiempo voy adquiriendo todos esas cosas que odio de vos. Y ya no se como detenerlo, como detenerme, como detenerte.
Una y mil veces me imagine como sería vivir sin vos, y por cierto es tan lindo, pero siempre termina igual. Siempre termino necesitándote. Siempre vuelvo a vos.
Sos una de esas cosas que no se eligen tener. Hay que acostumbrarse. ¿Quiero acostumbrarme?
Pero a pesar de todo, sería muy paradójico decir que sos lo mas importante de mi vida, pero es así, Aunque suene absurdo, lo que mas odiamos, es lo que mas influye en nuestras vidas.
Ahora me acomodo en la silla. Se me pone la piel de gallina. Suena Nos veremos otra vez de Serú. Y todo encaja.
Perdón. Yo sé que es difícil lidiar conmigo. Perdón por todas tus malas sangres. Perdón por enfermarte. Perdona por no escucharte. Perdón por no obedecerte. Perdón por no abrazarte y decirte lo que te quiero. Perdón por no valorar todo lo que haces por mi. Perdón por odiarte casi todos los días.
Y es que me cuesta tanto. Parece muy fácil eso de expresar los sentimientos, a muchas personas le sale muy bien. Pero yo abro la boca y no sale nada, y después tu cara de decepción. Creo que no debe haber sentimiento mas feo que el de abrazar a una persona y sentirla fría. Que no te transmita nada.
Te cuento algo. Cuando hablas y decís esas palabras que no quiero escuchar, suelo taparme los oídos. Si, cual nena de 4 años. Pero te amo igual.
Creo que ya es hora de zarpar hacia otro río.
(no llores, la marea alta ya va a pasar).
Que bien te ves cuando en tus ojos no importan si las horas bajan...
miércoles, 30 de enero de 2013
jueves, 17 de enero de 2013
Tan cerca y tan lejos
Mirar el cielo, la noche oscura,
en algún lugar lejano de la ciudad donde las estrellas son mas fácil de aprecia.
Detener el tiempo por un momento y pensar que es tuyo,
que nadie mas puede ver lo que vos ves.
Y sentirte infinito.
Pero después pensas,
solo hay un cielo y millones de formas de verlo
y el solo hecho de mirar al cielo y pensar que esa persona también lo esta viendo,
te hace sentir que estas un poquito mas cerca.
en algún lugar lejano de la ciudad donde las estrellas son mas fácil de aprecia.
Detener el tiempo por un momento y pensar que es tuyo,
que nadie mas puede ver lo que vos ves.
Y sentirte infinito.
Pero después pensas,
solo hay un cielo y millones de formas de verlo
y el solo hecho de mirar al cielo y pensar que esa persona también lo esta viendo,
te hace sentir que estas un poquito mas cerca.
martes, 15 de enero de 2013
move on
Duele. Duele cuando te das cuenta que formas parte de ese grupo del cual no querías ser parte. Cuando la ceguera desaparece y ves lo que aunque siendo ciega no querías ver. Duele cuando las cartas están sobre la mesa y no ganaste.
Duele. Duele ver, pero hay que ver para creer.
Duele cuando te das cuenta que los dichos se vuelven realidad. Cuando siempre hay uno que ama mas que el otro y ese papel te toca jugarlo a vos.
Y no hace falta hablar de romance cuando digo amor, sino que me refiero a otro tipo de amor, al de una amistad.
Y yo me pregunto: ¿Para qué nos esforzamos tanto en mantener una amistad si no podemos confiar ni en nosotros mismos? Tendríamos que aceptar que la gente cambia y avanza.
Tendríamos que aprender a decir adiós.
Duele. Duele ver, pero hay que ver para creer.
Duele cuando te das cuenta que los dichos se vuelven realidad. Cuando siempre hay uno que ama mas que el otro y ese papel te toca jugarlo a vos.
Y no hace falta hablar de romance cuando digo amor, sino que me refiero a otro tipo de amor, al de una amistad.
Y yo me pregunto: ¿Para qué nos esforzamos tanto en mantener una amistad si no podemos confiar ni en nosotros mismos? Tendríamos que aceptar que la gente cambia y avanza.
Tendríamos que aprender a decir adiós.
Etiquetas:
El príncipe realista,
El príncipe sincero
Suscribirse a:
Entradas (Atom)