lunes, 27 de octubre de 2014

Lago en el cielo

Y otra vez estoy sentada frente a ustedes, un manojo de letras que separadas no significan nada pero que si las juntas pueden decir muchas cosas. Y hoy no sé como juntarlas, que orden ponerles ni si van puntos o comas. Porque si por fin me decido y le pongo un punto, de los finales, se derrumba todo, las letras desaparecen y necesito que vuelvan. Si es un punto seguido me quedo pensando, porque un punto seguido nunca decide nada, te da un tiempo como para pensar si queres que sea un punto final o si puede ser una coma. Pero si es un coma, todo sigue igual, todo esta bien, o se supone que este bien. Pero ahora, no sé que hacer con vos, no sé que escribirte ni como hacerlo, si ponerle punto o coma. Mejor por ahora lo dejo en paréntesis. Igual todo siempre se puede borrar.

El tiempo es arena en tus manos.

martes, 21 de octubre de 2014

Verte como el final de este viaje.

Acostada, con su brazo sobre mi panza y siento su respiración en mi oído. Claramente nunca duermo, el sí, pero yo tengo tantas cosas en la cabeza y solo su presencia me incomoda como para poder dormir. Y miro la ventana, un cielo de las siete de la tarde, de un ni tan celeste ni tan azul. El sol no pega y la habitación ya esta oscura, esas cuatro paredes que conservan solo lo que nosotros sabemos. Y son esos momentos en los que mi cabeza gira como una calesita y se asoma una mano que no tiene ni cuerpo ni cara, sale así de la nada y se burla de mi y nunca llego a atrapar la sortija. Y son esos momentos en los que me pregunto de quién es esta cama, qué saben estas cuatro paredes y de quién es la respiración que siento en mi oído. De quién es esta mano que me toca como si fuera suya. Quién sos y qué soy yo en tu vida. Qué es eso que siento muy adentro mio que no me deja dormir. Qué hay en tus ojos marrones profundos y qué ves en los míos.
Qué es lo que siento por vos, qué provocas en mi, por qué me siento así. Y los años pasan y yo sigo acostada en esa cama, dentro de esas cuatro paredes con un cielo ni tan celeste ni tan azul y una mano sobre mi panza que me toca como si fuera suya.

sábado, 4 de octubre de 2014

Les pedí a mis padres que se separen.

Me dejaron. Me dejaron por primera vez. Es horrible, nunca creí que me podría sentir así. Inexplicable. Como explicar esos vacíos existenciales dentro de uno. Como explicar ese hueco donde antes habían un montón de cosas y ahora simplemente ya no hay nada y difícil recordar lo que alguna vez hubo. Difícil recordar como alguna vez nos sentimos. Solo tenemos el ahora. Un ahora que nunca pensamos que tendríamos y que tampoco queremos tenerlo. Como seguir de ahora en adelante. Como volver a caminar, como dar esos primeros pasos otra vez. Como no pensar. Porque ya no tengo ese derecho, el derecho a hablarte, a celarte, a contarte lo que me pasa. Porque es lo que hay, porque ya no hay nada, porque se terminó lo que se daba. Siempre fui la que los dejaba, siempre tomaba ese papel duro y no sentía nada. Por primera vez sé lo que es un corazón roto. Lo siento, esta ahí, dentro mio, partido en dos.
Se que no tiene nada que ver con el título, pero sí, hoy entre tantas cosas que me pasaron, como que me rompan el corazón por la mitad, les pedí a mis papas que se separen.