Quiero escribir de el pero no de el. Se me complicó.
Estoy explorando. Me metí en la selva y ando esquivando plantas, animales, ramas, insectos, etc. Fui a la selva porque me lo aconsejaron. Me dijeron que era bueno. Un nuevo aire para respirar. También me dijeron que no corría peligro, pero estoy empezando a dudarlo. Admito que tengo miedo, porque uno a veces, para ciertas cosas, necesita una preparación psicológica. Y creo que me prepare mucho físicamente, pero olvidé la preparación mas importante. Entonces, mientras esquivo hojas y ramas por este inmenso verde, mi mente maquinea. Produce pensamientos, dudas, deseos, inseguridades. Y quizás esa información que mi mente va procesando, no me deja apreciar esta hermosa selva. No me deja admirarla, observarla, desearla ni quererla. Entonces yo camino, camino sin mirar, aturdida en mis pensamientos. Se produce en mi visión una película sin fin, que ve pasar todo en cámara rápida. Veo como las hojas golpean mi cara, como los insectos se enredan en mi pelo y como mis pies no paran. Y yo lloro, porque pido a gritos parar, pero mis pies no reciben el mensaje, actúan por sí solos.
(Que feo el sentimiento de no poder escapar de uno mismo).
Y no quiero llegar al momento en que cruce toda la selva y no haya aprendido nada, no haya sacado conclusiones, no haya habitado en ella y no haya marcado mi territorio en la selva.
De alguna forma escribí de el pero no de el.
No hay comentarios:
Publicar un comentario