Un espejo es una superficie pulida en la que al incidir la luz, se refleja siguiendo las leyes de la reflexión, pudiendo producir así una imagen virtual de un objeto con el mismo tamaño y forma que el real. La imagen resulta derecha pero invertida en el eje normal al espejo.
Debemos pararnos frente a él y veremos como una réplica exacta de nosotros se nos posa adelante. Algunos jugaran con ello y levantaran una mano y se sorprenderán al ver que la figura exactamente igual a nosotros, hará lo mismo.
Muchos pensarán que ya esta, que eso fue todo, que eso implica mirarse a un espejo. Pero no es lo mismo vernos a nosotros mismos que mirarnos.
Mirar implica ir más allá de lo posible de ver. Es jugar con los ojos. Es meterse en las cosas. Lo que el espejo refleja es una parte de nosotros ¿y lo de adentro como lo refleja? Por eso hay que ver para mirar.
Lo esencial es eso, mirarnos dentro de nosotros a través del espejo. A muchos les pasará no poder ver nada más que su sencillo cuerpo reflejado en algún espejo de alguna vieja casa. Si queremos llegar a conocernos a nosotros mismos, necesitamos aprender a mirar. Abrí los ojos, es lo único que tenes que hacer.
Poné música suave.
Admira tu desnudez.
Acércate, observa tus poros, las pequeñas manchitas, el bello casi invisible.
Disfrutar de ver nuestras lágrimas recorrer desde el lagrimal hasta perderse en el cuello.
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Emilia