Volvamos a encarar cara a cara, a sentir su nerviosismo, a conectar con la mirada, a intentar adivinar lo que piensa el otro a través de sus gestos, a ruborizarse, a encandilarse.
Volvamos a los 50, a Elvis Presley, al comienzo de la buena música.
Volvamos a respirar aire puro, a ver las estrellas, a caminar tranquilos.
Volvamos a enamorarnos, a sentir, a perdonar.
Volvamos a la comunicación personal.
Volvamos a leer libros y no Twitter.
Volvamos al blanco y negro.
Volvamos a los buenos tiempos.
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