Me adentro en la oscuridad, en ese callejón vacío y frío. Escucho murmuros y pasos detrás mío, mi caminata adquiere una velocidad como esa y única carrera que vi de las olimpiadas, de esas que no se puede correr pero que los participantes caminan muy rápido. Tomo aire e intento tranquilizarme. Llegué al final, como cuando estas jugando a un juego de mesa y llegaste al último casillero, pero en vez de festejar, lloro. Al llegar al final del callejón y al darme vuelta, logro divisar un par de figuras negras. Luego se me nublaron los ojos debido a las lagrimas, yo no entiendo muy bien lo que esta pasando o lo que va a pasar, pero lloro. Y ahí llega ese momento en el cual ves pasar toda tu vida por delante como si fuera una película de esas viejas en blanco y negro y que nadie habla. Y se me hace extraño verme a mi, siendo yo la protagonista de la película. Comienzo a cuestionarme cosas, esas cosas insignificantes de mi vida, pero que cobran sentido ahora. Y se me cruza por la cabeza cualquier boludez. Se me entrelaza con la película, mi mamá haciéndome las dos trencitas para ir al jardín aquel chico que me regaló una flor y la nena que se robó mi juguete. Y este es el momento en el que me pongo nerviosa. Me molestan este tipo de cosas. Tener que estar en estas situaciones para ponerme a pensar cosas serias o recordar. ¿Por qué no puedo estar tranquila acostada en mi cama (a salvo) y ponerme a discutir conmigo misma? ¿Por qué decido callar? ¿Tiene que estar por pasar algo malo para reflexionar? Como cuando hablamos o actuamos sin pensar y luego viene la famosa frase: '¿Por qué carajo no lo pensé antes?' Fácil. Porque somos seres humanos. Y me quedan estos últimos minutos en los cuales no me alcanza el tiempo para pensar y recordar todo y a todos.
Las figuras comienzan a avanzar, tanto que casi no veo otra cosa que la plena oscuridad.
Y lo ultimo en lo que pienso es: '¿No me estarán haciendo un favor?'
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